Una tarde de domingo, un cielo encapotado y un paseo en un embarcadero. Eso junto a mis pequeños modelos, fue lo único necesario para conseguir una sesión de fotos para el recuerdo.
Unos hermanos que se quieren con locura y que no saben lo que es vivir el uno sin el otro. Seguro que cuando crezcan, disfrutaran viendo estas fotos y recordando estos momentos
Os dejo con la sesión…