Una tarde cualquiera de octubre; el casco antiguo de una ciudad con mucha personalidad y un fondo otoñal con un bosque típico asturiano.
Esos fueron los ingredientes básicos para realizar esta postboda junto a Luis y Cris. Y tuvimos la oportunidad de sentir como los días se iban haciendo más cortos, y como la humedad se apoderaba de nuestros pies.
Una postboda entre pañuelos de papel por mi reciente resfriado pero que sin duda mereció la pena junto a su agradable compañía, la de ellos, mis novios, ya más que eso.
Os dejo con el resumen